Que el mundo del deporte tiene una faceta desigual e injusta, no es nada que desconozcamos. En los últimos años, la ya potente tirada del fútbol ha crecido hasta dejar sin aire otros deportes. Y sí, literalmente sin aire, puesto que su espacio en los medios de comunicación a día de hoy es casi inexistente.
La insuficiente cobertura mediática a deportes minoritarios, que actualmente incluye a todas las actividades que no tienen que ver con el balompié; la legislación poco exigente con los gigantes del deporte a nivel fiscal; y la dependencia de los clubes a las subvenciones públicas, subordinadas a su vez al potencial económico de la localidad en la que se decidan… Son las principales causantes de las grandes desigualdades entre formaciones situadas en una misma categoría. Y no es un fenómeno que sea poco común, en esta misma ciudad podemos encontrar uno de los casos más ilustrativos de estas irregularidades: el conjunto de balonmano Liberbank Cuenca.
A pesar de estar defendiéndose en las competiciones de mayor exigencia en la categoría, tanto a nivel nacional (Liga ASOBAL) como europeo (EHF Cup), el conjunto conquense cuenta con un presupuesto aproximado de 650.000€ para afrontar la temporada. Escrito así, puede parecer una buena cantidad de dinero, pero nada más lejos de la realidad. Llegados a este punto, necesario tener en cuenta que la formación conquense se encuentra situada solo a cuatro puestos de quienes encabezan la Liga ASOBAL: el Barça, conjunto que cuenta con un capital inicial que ronda los 11 millones de euros. Remarco: cuatro puestos en una clasificación se traducen en una diferencia de 10 millones y 350.000 €.
Cuando Lidio Jiménez, técnico del Liberbank, enuncia tales cifras, lo primero que le viene a uno a la cabeza es “¿cómo es posible que con ese dinero su conjunto haya podido posicionarse entre los mejores de España y de Europa?”. Pues la realidad es que los de Lidio no han alcanzado la cima con esa cifra, sino con una aún inferior que se ha visto inflada con sus éxitos.
Hace unas semanas, el técnico transmitía a sus jugadores unas palabras motivadoras, previas a un partido decisivo para su permanencia en la competición de la EHF Cup. Entre ellas, sentenciaba: “Cuenca juega con el puto alma”. Pues eso responde a cualquier duda que pueda surgir sobre cómo un humilde pabellón deportivo bautizado como “El Sargal”, se situará en el mapa de Europa y acogerá a dos de los mejores equipos del mundo: el alemán Rhein-Neckar Lowen y el francés Usam Nimes.
Es casi increíble pensar que un conjunto de 16 componentes ha sabido tapar una grieta económica de semejante dimensión “con el puto alma”. Según Jiménez las claves se basan en cuatro pilares fundamentales: una inversión inteligente, la creencia firme en un proyecto, el abrumador calor de la afición conquense y la pasión por un deporte ha llevado al Liberbank Cuenca hasta donde lo podemos disfrutar a día de hoy.
Con un presupuesto basado principalmente en subvenciones provenientes de “la Diputación de Cuenca, el Ayuntamiento y la Junta de Comunidades” y en las aportaciones monetarias del grupo Liberbank, la principal inversión del club viene enfocada en su plantilla “nómina, seguridad social, pisos y desplazamientos en ese orden” asegura el técnico. Donde más marcada se ve la insuficiencia económica del club es “en los medios necesarios para realizar el trabajo: médicos, fisioterapia o viajes”. Lidio Jiménez prueba que “no es lo mismo viajar el mismo día en el que afrontar un partido que viajar el día de antes, descansar en un hotel y conocer el campo de juego rival” sobre todo en viajes europeos. Por no hablar de las condiciones del pabellón deportivo en el que, actualmente, desarrolla sus actividades el Liberbank y que Jiménez se ha esforzado por reivindicar en numerosas ocasiones, llegando a calificarlo incluso de “tercermundista”.
A pesar de todo, Jiménez manifiesta que “un mayor presupuesto no garantiza tener mejores resultados” ya que el mismo Liberbank ha batido rivales con más solvencia económica, aunque es innegable que existen equipos con una mayor ventaja debido a la inversión en jugadores. Se asegura el instructor de resaltar su agradecimiento a los organismos públicos, ya que sus aportaciones resultan “fundamentales” para el conjunto.
La solución en el caso específico de nuestra ciudad, tiene mucho que ver con “intentar acercar el equipo a la provincia y a la región” e “implantar empresas importantes en Cuenca que puedan levantar la economía de la ciudad y que apoyarían al equipo”. Pero por desgracia, no se trata solo de un problema local, sino de algo más grande: un problema endémico que afecta al panorama deportivo español en su conjunto.
Como bien apunta Lidio Jiménez, “la gente practica y consume lo que ve en la televisión”. Por eso mismo y llegados a este punto, es necesario precisar la importancia de un periodismo justo e igualitario donde todos los deportes, independientemente de su índole o afición, tengan un hueco en la agenda informativa y, por ende, social. Quizás algún día vivamos en un mundo en el que la pasión por cualquier deporte no se vea truncada por poderes económicos y cada uno elija a lo que se quiere dedicar, ya sea como aficionado o de manera profesional. O quizás algún día vivamos en un mundo en el que no se puedan practicar deportes más allá del fútbol, que ya lo abarca casi todo. Lo que es una certeza es que deberíamos decidir ya en el mundo en el que queremos vivir mañana y comprometernos con las decisiones que haya que tomar para conseguirlo.









